Vivac 2018. El sabor de la aventura
El último fin de semana de julio nos hemos ido de vivac. Tuvimos que retrasarlo por el mal tiempo. Salimos desde Anciles a mediodía del sábado. Por el camino paramos para ver la cascada de la cola de caballo de Nocedo. La siguiente parada fue en Los Caseríos para darnos un buen baño en el río. El agua estaba fresca y alguno tardó en lanzarse. Pero disfrutamos en el río.

Nos fuimos a comer cerca del campamento de Valdelugueros: a la peña del canto de la forca. Los chicos quedaron después con un amigo del pueblo y se dieron un baño en el río. Cuando ya eran las seis de la tarde iniciamos el camino hacia el bosque.

A pesar del calor, en general avanzamos rápido. Solo hubo un rezagado, algo cansado, que se retrasó un poco. En cuanto llegamos al claro del bosque en lo alto del monte, buscamos la cabaña. Hacía dos años que no la usábamos y estaba bastante deteriorada. Hubo que reconstruir en buena medida las paredes laterales. Y eso nos llevó tiempo.
Después de la cena y tras rezar el rosario Houston nos cantó algunas canciones a la guitarra. Ya estaba algo fresco y fueron momentos muy agradables. Después estuvimos contemplando la luna y Júpiter con un monocular. Antes de irnos a dormir contamos algunas historias emocionantes.

La noche resultó un poco larga. Nuestro principal enemigo fueron los pequeños mosquitos que revoloteaban sin piedad a nuestro lado. Parecían cazas buscando su presa. Menos mal que eran muy pequeños y estábamos bien tapados.
Por la mañana desayunamos recogimos todo y regresamos por lo alto de la montaña. Primero por el bosque y después entre matojos. Fuera del bosque las vistas eran fantásticas.

Llegamos a una cresta de rocas. Allí comprobamos que nuestro geocaché seguía en su sitio. Después vino el descenso vertiginoso por un bosque de hayas. Es la vez que más rápidos bajamos. A continuación un merecido baño en el río. Esta vez con más calma. Más de uno fue capaz de lanzarse desde lo alto del puente de los caseríos.

Como era domingo asistimos a la santa misa en La Vecilla. Después regresamos a Lugueros para vernos con un buen amigo. Un nuevo baño en el río y una comida tranquila. Por la tarde juegos y más baño. Nos costó bastante convencer a los chicos de que había que regresar a casa.

Regresamos a casa muy cansados, como es lógico, pero con una experiencia muy chula. En flickr podrás encontrar algunas fotos más.