El Club juvenil es una respuesta a la preocupación de los padres por la educación de sus hijos. Es un centro educativo de actividades extraescolares y de tiempo libre, complementario a la familia y al colegio, que desarrolla su función después de las horas de clase, durante los fines de semana y en las vacaciones. ​ En él encuentran un ambiente abierto, en el que la convivencia con muchos y variados amigos adquiere su valor. Como centro educativo, cuenta con unos objetivos precisos, desarrolla un proyecto formativo y se sirve de unos medios para llevarlo a cabo. Siempre, claro está, con la colaboración y supervisión de los padres, auténticos protagonistas en la tarea educativa y también en la labor del club.

Un ambiente personalizado

Dentro de las múltiples posibilidades del tiempo libre juvenil, los principios formativos del Club se centran en el desarrollo integral de la persona, dentro de un concepto cristiano del hombre. ​ Cada chico es una persona irrepetible, protagonista de su propia historia. En el Club ese protagonismo se fomenta activamente para que sea él quien decida con libertad y responsabilidad a qué metas quiere dirigir sus mejores esfuerzos, de acuerdo con el grado de madurez correspondiente a su edad. ​ Se ofrece un ambiente que facilita expresar con confianza las propias ideas, respetar y comprender las de los demás; que reconoce siempre el esfuerzo por pensar, dar razones al explicar el porqué de las cosas.

La razón de ser del Club es ayudar a los padres en su tarea formativa en un ámbito -el del tiempo libre- que muchas veces escapa a sus desvelos. Por tanto, directivos, preceptores y profesores son conscientes de que su acción educativa está subordinada a los intereses de los padres, que deciden confiarles esta parte de su labor. Buscan así la continua participación de las madres y de los padres a través de conversaciones periódicas y de la organización de actividades específicas para ellos, y se muestran siempre a su disposición.

  • Conocerse a sí mismos, tratando de desarrollar sus aptitudes con deportividad y afán de superación.
  • Ser capaces de integrar todos los aspectos de su vida (la felicidad, el amor, la amistad, el dolor, la familia, la sociedad, la trascendencia y tantos otros) para construir una personalidad plena.
  • Potenciar el esfuerzo personal a través de un hábito de trabajo serio y constante.
  • Implicarse en su vida familiar, contribuyendo a un ambiente de cariño, servicio a los demás y optimismo.
  • Ser capaces de apreciar la belleza en la naturaleza, el arte y la cultura, así como de interesarse activamente por su entorno natural y social con espíritu solidario.
  • Aprender a trabajar en equipo, siendo generosos, leales y tolerantes con los demás.
  • Mostrarse preparados para dar respuesta libremente a las exigencias de su fe y sus demás convicciones personales.
  • Estudio asistido. Los socios disponen de una sala de estudio con todas las condiciones de instalación y de silencio necesarias. Si lo desean, pueden seguir un plan de trabajo de acuerdo con su preceptor.
  • Talleres: maquetas, pintura, guitarra, aeromodelismo, biología, teatro, fotografía, etc. Estas actividades facilitan la adquisición de algunas habilidades y desarrollan virtudes humanas como el orden, la paciencia, la constancia, etc.
  • Naturaleza. Muchos fines de semana y en vacaciones se programan excursiones a diversos parajes naturales que permiten conocer, aprender a respetar y a disfrutar del entorno. Monitores expertos atienden a su aprovechamiento y a la seguridad de los participantes.
  • Deporte. Hay muchas actividades deportivas -fútbol, hockey, pádel, etc.- a través de las cuales los socios aprenden a formar equipo, a ser constantes y a tener afán de superación.
  • Solidaridad. Encauza la formación que se imparte en el Club hacia acciones concretas de ayuda social. Según la edad de los participantes, incluye: jornadas de voluntariado, participación en programas de ONG, atención de discapacitados, clases de apoyo para niños en barrios marginales, etc.
  • Formación cristiana. Para conocer los fundamentos de la fe y sus implicaciones en la vida diaria, y estar en condiciones de asumir con libertad los retos que plantea en la sociedad actual. En esta tarea colaboran un Capellán, sacerdote del Opus Dei, y los preceptores.
  • Cursos de Orientación Familiar para padres. Un grupo de expertos, diplomados en Orientación Familiar, organiza estos cursos para todos los padres y madres que quieran asistir.
  • La preceptuación. Para lograr su objetivo de colaborar con los padres en la educación de los hijos, el Club cuenta con la figura del preceptor. Cada socio tiene asignada una persona que, en contacto con los padres, se encarga de ayudar personalmente a cada chico. El preceptor orienta en los estudios, estimula a lograr nuevas metas, exige y anima.
  • Tutorías con los padres. De forma periódica y cuando unos y otros lo desean, los preceptores se entrevistan con los padres y madres para coordinar la atención personalizada a cada socio.

El Club juvenil está inspirado en principios cristianos y muchos chicos descubren en el Club que ser buen cristiano y tratar a Dios no está reñido con la diversión. Aprenden a preocuparse unos por otros, a cultivar una amistad auténtica con sus compañeros de clase, parientes y vecinos; a colaborar con los más necesitados; a compartir sus alegrías y llevar su propio ambiente a los demás.

Desde el principio, los padres confiaron la formación cristiana que se imparte en el Club a personas de la Prelatura del Opus Dei, institución de la Iglesia Católica que fundó san Josemaría Escrivá de Balaguer.

La presencia del espíritu cristiano en el Club se manifiesta habitualmente en detalles como la insistencia en la seriedad y exigencia en el estudio, el impulso de los valores sociales y de servicio, el respeto a la libertad personal, el protagonismo de los padres, el fomento de las virtudes humanas o el clima de confianza y cordialidad.

La Junta Directiva es el órgano superior de gobierno del Club. Está constituida por un grupo de padres y tiene autoridad sobre todos los demás.

El Director Técnico, nombrado por la Junta Directiva, es el responsable de la marcha diaria del Club. Coordina el trabajo de los directivos, profesores y preceptores, moviliza a los socios y sus familias para conseguir los fines del Club y atender a los intereses de los padres.

Profesores. Cada uno imparte las clases de la actividad que le corresponde: inglés, maquetas, informática, biología... Son expertos en su materia y se esfuerzan por hacerla divertida, participativa y práctica, considerando que se desarrolla en el tiempo libre de los chicos.

El preceptor es pieza clave en el Club. Asume la orientación personal de un grupo de socios y colabora estrechamente con las familias en su tarea formativa. Los chicos encuentran en él un amigo con experiencia que les estimula, anima y aconseja, dentro de una relación de confianza.