Trekking Familiar Pico Torres

Este segundo domingo de septiembre hemos arrancado el Trekking Familiar de este curso. Nos hemos ido hasta el puerto de San Isidro, límite entre León y Asturias, y desde allí nos hemos dirigido hacia el Pico Torres. Esta vez hemos estado pocas personas, solo siete. Pero hemos disfrutado de un día de montaña muy chulo.


Llegamos al puerto de San Isidro a media mañana. Un día más bien fresco con algunas nubes, pero mayormente soleado. Iniciamos el camino entre monte bajo de piornos. Vamos subiendo poco a poco entre praderas y vacas pastando. Pronto tenemos ante nosotros el imponente Pico Torres, un espolón rocoso de 2.100 metros de altura. A su izquierda la collada de Valverde con la peña La Capilla hacen un paisaje muy pintoresco.


Seguimos avanzando con tranquilidad. Llegamos por fin a la collada de Valverde. Pero nuestro objetivo está un poco más allá: el collado siguiente, casi gemelo, que nos deja ya al pie del Pico Torres. Aquí sopla ya un viento fuerte y frío. Avanzamos un poco más por un camino bien marcado. Enseguida vemos abajo un grupo de rebecos. Parecen dos hembras y dos crías. Poco después otro rebeco pasa corriendo a doscientos metros de donde estamos.


Buscamos un lugar recogido donde no sople viento un poco por debajo de lo alto del collado. Allí comemos con tranquilidad. Tras la comida nos dividimos en dos grupos: cuatro más aventureros que subirán al pico y tres que esperarán en reposo en un lugar protegido.


La ascensión es rápida al principio, después un poco más lenta. Los cuatro aventureros llegan a la cima sin más percances. Arriba sopla un viento fuerte, frío y húmedo. Además las nubes impiden ver el paisaje. Unas fotos y emprendemos el descenso. En ocasiones la bajada es más lenta que la ascensión. Ver las fuertes pendientes hacia abajo impone más que ver la cumbre.


Durante el descenso, ya casi en el primer collado, empieza a caer un orballo fino. En cuanto pasamos el collado deja de llover. Tenemos que pasar el segundo collado para encontrarnos con los que decidieron reposar. Habían avanzado un poco, para ganar tiempo. La ascensión y vuelta nos llevó poco más de una hora.


Seguimos el descenso con tranquilidad. El cielo está cubierto. Sobre todo para el norte, donde asoman nubes oscuras. Pasamos entre vacas pastando. Sorteamos dolinas entre la roca caliza. Ya bastante abajo empieza una lluvia muy fina que apenas moja.


Seguimos avanzando. Cuando estamos cerca de los coches la lluvia empieza a mojar. ¡Hay que darse prisa! Llegamos a los coches. No hay ninguna cafetería abierta en la zona. Bajamos hasta Puebla de Lillo. Por el camino cae ya una lluvia de verdad. Ante unos cafés comentamos la jornada y planificamos las siguientes excursiones. Ha sido un día magnífico.